Ya contado entre las especialidades de licor de la ciudad en 1712, Rosolio se convirtió en su orgullo y como tal fue mencionado en diversas publicaciones, tanto italianas como extranjeras.
Durante el siglo XIX se convirtió en el buque insignia de todos los destiladores de Turín que, a través de recetas cada vez más complejas, mostraban sus habilidades.
Licor precioso y exclusivo debido a la presencia de azúcar caro, se estableció como un brindis de bienvenida clásico y bebida favorita para ocasiones sociales y entretenimiento para la burguesía y la nobleza de Turín.
En Rosolio Doragrossa destacan las notas exóticas de canela y clavo, así como el frescor del anís y la ralladura de limón.
Hierbas y especias: limón, canela, anís, clavo.
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